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"No hay una política cultural en Misiones" - entrevista a Cristian Marthi

  • juntapromotoravecina
  • 25 abr 2014
  • 9 Min. de lectura

Nació en Vicente López, pegado a Capital Federal. Vivió en Quilmes en su adolescencia. Luego el destino fue Misiones. Reside en Eldorado desde el 2001. Es profesor de arte, artista plástico, titiritero, actor y productor de espectáculos. Su heterónimo como plástico es Edvard Rem, con el que ha realizado varias exposiciones en el Alto Paraná. Ejerció la docencia en escuelas de Eldorado hasta 2008 hasta que renunció. A comienzos de los 90, trabajó en producción y haciendo personajes en Radio del Plata, de Buenos Aires, para Elizabeth Vernaci y Lalo Mir, en programas como Cabeza de Pescado y Tuti Fruti. En Eldorado se animó a tomar el protagónico ante el micrófono para el programa Fraude. Junto a colaboradores y socios fundaron el Centro Cultural Kuarahy, un espacio donde se dictan talleres artísticos y espectáculos. En mayo, este mismo espacio abrirá un espacio académico para actores, porque se fundará una subsede del Laboratorio Argentino de la Comicidad.

Tuvo su primer encuentro con Misiones a través de la literatura. Los manuales, con dibujos sobre la Mesopotomia Argentina, y Los Cuentos de la Selva abrieron el portal hacia aquel destino. En Vicente López, comenzó a imaginarse cómo sería estar frente a toda esa exuberancia de la naturaleza. Cuando tenía 18 años hizo un viaje grupal y se detuvieron en Eldorado. “Los que creen en las otras vidas van a entender lo que digo. Salí a caminar. En la rotonda del (kilómetro) 11 me quedé parado y dije: alguna vez voy a vivir acá. Pero no fue como un deseo. Sentí que iba a vivir acá”, comenta en diálogo con El Territorio. Desde entonces, comenzó a viajar, a visitar amigos y once años después de aquella premonición decidió quedarse definitivamente en el Alto Paraná, justo antes de embarcarse a España, durante plena crisis Argentina, y cuando el éxodo de los jóvenes a Europa era moneda corriente.

Cristian Marthi es profesor de arte, artista plástico, titiritero, actor y productor de espectáculos. Junto a su esposo Eduardo García forman Jaguá Pirú, grupo que cumplirá ocho años de vida y con el que han producido varias obras, entre ellas Cabaretíteres, con el que representaron a la provincia en la Fiesta Nacional de Teatro.Pero eso no es todo. Con voluntad y cabeza de colaboradores y socios, fundó el Centro Cultural Kuarahy, donde se dictan talleres artísticos y espectáculos. Y como logro más reciente de este espacio, tiene la inauguración, en mayo, de la subsede del Laboratorio Argentino de Comicidad.

¿Como productor y artista cuáles son las principales dificultades por vencer?

La gestión, lo económico siempre. La gestión con las instituciones a veces se torna un poco difícil. Como que cuesta llegar. Uno viene haciendo un trabajo que creo es más que digno, está demostrado, que a la comunidad le hace bien. Sin embargo nos cuesta llegar y tener ese reconocimiento de las instituciones que recién ahora empiezan. Pero como que todavía no hay un compromiso. Como que “vamos a darle una mano a estos chicos que están haciendo tantas cosas”. No se toma en serio el trabajo cultural en la provincia de Misiones. Entonces, desde lo institucional, no de la gente, hay muchas carencias. Cuesta llegar a un punto de encuentro, digamos. En que estamos produciendo algo. Creo que le pasa a la mayoría de los productores independientes de la provincia. Es como que siempre hablamos con (Gastón) Nakazato, Axel Monsú, por nombrar a algunos: qué difícil es poder llegar, conseguir desde un afiche. Tendría que ser accesible.

¿Qué se necesita para superar esos problemas?

Decisión, por un lado. A mí me parece porque no hay una política cultural. Viste que hace mucho tiempo se está tratando la Ley de Cultura, nosotros también estamos participando de esas asambleas, de esas reuniones. Creo que hay un interés, pero de un sector, a lo que es la cultura. No hay una política realmente diseñada y no se convoca a la gente que puede tener una idea de hacer una política cultural. No se la convoca. La gente que está ocupando los cargos, en su mayoría es gente que no proviene del ámbito de la cultura. Entonces no tiene las herramientas para desarrollar una política cultural. No es un problema de ellos tampoco. Creo que viene de más arriba decir quiénes van a estar en determinada carrera. En economía no ponen a un docente, por decir algo. No se le da importancia que se le debe tener como a las otras áreas.

¿El Estado Nacional otorga apoyo a los emprendimientos del interior provincial?

Otorga. Nosotros no hemos recibido hasta ahora nada de Nación. A la sala, como Centro Cultural. Por otra parte, como grupo de teatro nosotros trabajamos con el Instituto Nacional de Teatro (INT) y yo creo que pese a toda la burocracia que tiene, es algo muy positivo que tenemos la gente de teatro. Porque hay recursos, porque hay posibilidades de hacer un montón de cosas. Sólo que es burocrático.Hay veces que dice tengo que presentar las carpetas, a veces te falta una hoja y te la devuelven, como pasa en la Argentina. Pero sí, funciona, es una herramienta que a nosotros nos brinda la posibilidad de llegar a la gente, producir obras. Como Centro Cultural el único respaldo que tenemos es el de los socios, que apoya el trabajo que venimos haciendo, que son parte de este proyecto. Que comenzamos como Fraude, y que ahora se sintetizó todo en el Centro Cultural.

¿En Eldorado hay apoyo a lo que hacen los artistas?

Lo que te decía de la provincia lo veo acá en general, en Eldorado, y en muchas otras localidades. No quiero decir que no hay apoyo. Nosotros recibimos de la Municipalidad. Nos aportan con vales de combustibles, hospedaje. Pasa lo mismo en las cuestiones de políticas. Muchas veces los trabajadores culturales nos hemos reunido con el Ejecutivo, hemos planteado el hecho de que estamos para que nos usen. Siempre se plantean problemas como la de la basura, el dengue, el agua. Bueno, ¿qué mejor que tenernos a nosotros? Hay acá escritores, titiriteros, actores, pintores, gente que puede dar talleres.Uno de los ejemplos es Medellín (Colombia), una de las ciudades más violentas del mundo. El Gobierno apostó a lo cultural. Metió centros culturales en los barrios y ha bajado el índice de violencia.En Posadas se habla de crisis del espectador porque se redujo la cantidad de público.

¿Qué sucede en el Alto Paraná?

En todo el teatro independiente está igual en todo el país. Creo que hasta en todo Latinoamérica. La verdad es que acá, que hace más de diez años estoy produciendo y generando espectáculos, es algo totalmente impredecible todavía. Podés llenar una sala o pueden venir cinco gatos locos. A veces vienen propuestas maravillosas y no viene ni el loro. A veces te sorprende, que no viene nadie y no lo conoce.Pero está pasando con la sesión de poesía. ¡La poesía! Que es lo que menos vende pero se llena la sala. Vienen músicos, hay gente que viene a hacer otras actividades. No se puede decir, no se puede medir la cantidad de espectadores, si bajó, si no. Porque es una sorpresa. Tomamos un autor local. Empezamos con Lucía Pérez Campos. Hace como una introducción de su bagaje, lo que le influenció, lo que la marcó como autora. Después otros artistas, como escritores, músicos o clown, interpretan esos textos del autor. Entonces le dan la resignificación de su obra. El mismo autor se sorprende cuando ve a los clowns haciendo una interpretación de la poesía. Y músicos que musicalizan la poesía. La idea es difundir a los autores locales e integrarlos a las distintas disciplinas de la difusión del texto.

La relación del arte con la enseñanza escolar ¿qué tan importante es para sostener el vínculo con la sociedad?

Hay que leerlo a (Ernesto) Sábato. Él tiene, no me acuerdo si en La Resistencia. Dice bien y claro lo importante que es el arte en la escuela primaria. Él lo pone al mismo nivel de la matemática y la literatura. Yo coincido totalmente. Esto es como medio de (George) Orwell lo que te voy a decir. Pero cuando vos ves que un Estado no se interesa en lo que sea artístico y cultural es porque realmente está queriendo masa. Porque el arte liberador te hace pensar, podés deducir, podés crear, y como estamos en un sistema donde todo es masivo, donde todo viene así hecho. Creo que por eso se quitan los foros de expresión artística en las escuelas, se reducen. Me parece que hay un maquiavélico plan. A lo mejor me persigo (se ríe).

¿Cuál fue el lugar más recóndito de Misiones al que llegaron con Jaguá Pirú?

Puede ser San Antonio. En San Javier estuvimos hace poquito. No habíamos ido nunca. Volviendo a las políticas culturales de los municipios: por ahí las localidades más chiquitas, que algunas ni siquiera tienen Dirección de Cultura o están por crearse, tienen un interés y unas ganas de hacer, y de recibir cosas. Ahora estamos participando de este circuito provincial de teatro, con el INT, y vas por ejemplo a lugares como Oberá y no hubo ni siquiera difusión del evento, que es una ciudad grande, que tiene un público. De hecho llegamos y en la Casa de Cultura nos dijeron: ‘no sé, a lo mejor no va a venir nadie porque ni hicimos difusión’. En el Soberbio fue una experiencia muy linda.

¿Por qué?

Era un grupo algo así como Juventud del Alto Uruguay, una ONG de jóvenes que organizaron una movida para recuperar una placita en la que ellos iban cuando eran niños, para que sus hijos vayan ahora. Estaba abandonada. Y estos chicos que ahora son papás, decidieron hacer una fiesta para recuperar esa plaza para que sus hijos la usen. Un festival.Habían puesto un escenario en la aduana, en un camión, en el trailer. Con la Aduana de fondo y el Uruguay. El sonido era pésimo. Dijeron que Cultura no les podía dar sonido. Entonces juntaron equipos, de un lado y del otro, y sonaba todo mal pero fue re lindo. Porque no había pasado nada así en El Soberbio. Nunca hubo un festival, y estaban todos contentos. Nosotros también. Fue una experiencia linda. Nos llevaron a pasear por el río Uruguay, con la Oma Hilde, nuestro títere. Hicimos un corto. Una linda experiencia.

¿Se recuperó la plaza?

Sí.

¿Cuál es el secreto para mantener un proyecto independiente como Jaguá Pirú en Eldorado?

Perseverancia. Amor a lo que hacés. Cuando vos tenés en claro. Bueno, uno no tiene totalmente en claro por ahí qué es lo que quiere. Cuando uno sabe qué ruta, qué rumbo querés tomar le vas a meter ficha. Es como cualquier trabajo. Tenés que estar. Nada te llueve, tenés que agitar. La diferencia está en que uno la disfruta. Como cualquier trabajo pero que lo haga con amor. Porque por ahí trabaja de sol a sol y por ahí no le gusta lo que hace. Esa es la diferencia.

¿Los espacios teatrales son suficientes en el interior provincial?

Hacen falta. Porque fijate que hay lugares donde nosotros vamos a hacer funciones que no tienen una sala, un espacio. En San Javier lo hicimos en un club. Vamos a un salón, a un Centro Integrador Comunitario (CIC). Algunos zafaron con la Casa del Bicentenario. No es el caso de Eldorado. Están equipados. Pero hay muchos lugares que no tienen espacios.

En Misiones, fuiste el primero en casarte bajo la Ley de Matrimonio Igualitario. Desde entonces, ¿pueden observar cambios en la sociedad respecto a los prejuicios?

En Eldorado, que nosotros dijimos, antes de casarnos, nunca sentimos ni una mala onda ni nada de nadie. Si alguien le pasa eso, que seguramente le debe pasar, es muy respetuoso, no joden. Se lo bancan. Nosotros, nos sentimos re queridos y contenidos acá. Me parece re bien, lo que nosotros sentimos, recibimos de la gente.Desde el momento que, cuando empezamos a salir en los medios para defender la ley, el porqué era importante que se efectivizara, con el casamiento. Pasaron meses que todos los días recibías felicitaciones de la gente en la calle. Inclusive gente, que nos decía: yo no estoy de acuerdo pero los felicito. Porque tienen huevos, por ejemplo. Me pareció re valioso. Prefiero eso. Porque la sinceridad es lo más importante. Nunca fuimos con la banderita para decir ‘viva el amor libre’. No digo que esté mal. Nosotros simplemente pensábamos que era importante, que ante la imposibilidad de que se conozca legalmente un derecho era un beneficio para toda la sociedad, no solamente para una parte.

Mi amigo, Sábato

Cristian Marthi quedó conmovido por las imágenes que se hizo luego de leer Informe sobre Ciegos, un capítulo esencial de Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato. Pintó unos cuadros y un día tomó la guía telefónica, anotó el número y llamó a Sábato: hablaron 45 minutos. Era 1998. “Era súper pesimista. Todo estaba mal. Yo vivía en Quilmes, él en Santos Lugares. Un día le pinté un retrato y le quiero llevar. Y me dijo ‘mi hijo, te vas a venir con el cuadro. ¿y si te tiran del tren?'. Yo lo quiero mucho, más allá de que no esté físicamente. Tengo libros firmados por él. Esos son tesoros. Por ejemplo, cuando vio el retrato lloró. Yo estaba estudiando Bellas Artes todavía. Estaba mal, había muerto Matilde”, la esposa de Sábato. “Vi cuadros de él, que no mostraba. Hace poco se hizo una muestra. Pero él no quería mostrar en la Argentina. Exponía en España, en Francia. Sus cuadros eran tenebrosamente expresionistas, pero bellos. De unas miradas…. El grito de Munch era un poroto. Era súper existencialista”.•

Fuente: Diario El Territorio


 
 
 

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